martes, 17 de agosto de 2010

Vita, Mortis, Careo.

ESPÍRITU DEL MUNDO: Aquí está, pues, la carga de tus trabajos y de tus sufrimientos: para ellos has de existir, al igual que el resto de las cosas que están aquí.

HOMBRE: Pero, ¿qué consigo yo con la existencia? Si la ocupo, padezco necesidades; si no la ocupo, tedio. ¿Cómo puedes ofrecerme por tanto trabajo y tanto sufrimiento una remuneración tan pobre?

ESPÍRITU DEL MUNDO: Y sin embargo es equivalente a todos tus esfuerzos y a todos tus sufrimientos: y esto es así precisamente por su escasez.

HOMBRE: ¿Cómo? Eso supera en mucho mi capacidad de comprensión.

ESPÍRITU DEL MUNDO: Lo sé. (Aparte) ¿Debería decirle que el valor de la vida precisamente consiste en aprender a no quererla? Mas no; para esta suprema lección debe prepararle la vida misma, con sus trabajos y sus sufrimientos. (Telón)

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